Como
sabemos, existen diferentes formas de hacer teatro cuya función va más allá de
observar un agradable espectáculo en el que somos o actor u observador. Estamos
hablando del teatro aplicado, influenciado por la Pedagogía Crítica de Paulo
Freire, en el que se rompe por completo con las nociones que tenemos de teatro
tradicional, sus escenarios, roles; Se utiliza así la acción teatral (no entendida como el resultado de la obra) como una
herramienta facilitadora del aprendizaje, se pasa entonces a hablar del espect-actor, porque todos somos
actores porque actuamos, y espectadores, porque observamos.
“Todo el mundo actúa, interactúa e interpreta. Somos todos actores ¡Incluso los actores! El teatro es algo que existe dentro de cada ser humano y puede practicarse en la soledad de un ascensor, frente a un espejo, en un estadio de futbol o en la plaza pública ante miles de espectadores. En cualquier lugar… y hasta en los teatros” BOAL, 1989.
¿Qué tiene de particular esta concepción del teatro?
Las personas tenemos problemas, dramas, situaciones que acontecen en la cotidianeidad del vivir –y convivir- con otros y con el entorno, que nos preocupan y nos hacen ser. Este es el punto de partida de la Animación Teatral: la problemática propia como experiencia crítica, como impulsora del descubrimiento, tanto personal como grupal.
Personal porque sirve al individuo para conocerse a uno mismo, desmecanizarse (siendo más versátil en sus respuestas ante diferentes situaciones), potenciar sus capacidades expresivas y otorgar un espacio de mejora de su autoconfianza mediante el favorecimiento de la autonomía; Además decimos que es grupal porque pretende el conocimiento de los otros, del grupo, de la diversidad de capacidades y cualidades que se muestran en sus interacciones, fortaleciendo así la empatía, la cohesión grupal, la confianza en los demás. Este teatro está caracterizado por:
Ser acción, práctica.
Partir del conflicto personal o grupal.
Promover el desarrollo y autonomía de personas y comunidades.
Desbloquear inhibiciones, traumas y represiones.
Ser un medio de expresión y comunicación.
Ser un punto de encuentro, poder integrador.
Ser un instrumento de formación.
Ser inter y multigeneracional.
El teatro social aparece como un instrumento para resolver conflictos, pudiendo considerarse como método terapéutico (siendo conscientes de que requiere de formación personal y específica previa, el teatro mueve sensaciones y sentimientos delicados en las personas, requiere así que dentro del grupo se respeten los ritmos y la evolución propios de cada individuo), o bien como un arte que pretende sensibilizar mediante contenidos reivindicativos de los cuales la comunidad se siente partícipe.
El teatro del oprimido se basa en la utilización de un conjunto de ejercicios, juegos y técnicas teatrales que sirven como eje de búsqueda para problemas sociales e interpersonales, pasando de sujeto pasivo a sujeto activo, como anteriormente mencionamos en la cita de Boal, su creador. Su objetivo es la reflexión a partir de una situación incómoda que afecte a sus participantes, para de esta forma poder trabajar y transformarla, y con ello su proceso, en fuente de aprendizaje.
En esta línea, Augusto Boal plantea una serie de técnicas para trabajar desde este tipo de concepción teatral:
a. Teatro imagen: los espect-actores esculpen un grupo de estatuas para formar una imagen a través de las diferentes formas que adoptan sus cuerpos, expresando así un punto de vista colectivo sobre un tema determinado, normalmente mostrando una situación de opresión.
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Árbol del Teatro Oprimido. |
b. Teatro foro: es una técnica emblemática del Teatro Oprimido, que envuelve al espectador en la acción dramática. El “comodín” ejerce la función de mediador, por tanto esta persona es quien establece las reglas entre el escenario y el espectador, induce al debate y a una crítica global, corrige, concilia,.. El espectador entra en escena, facilitado por el “comodín” en el momento en que no se identifica con el desarrollo de los hechos teatralizados. De esta manera el teatro no tiene un final determinado, sino que es la intervención del público la que define el rumbo y el desenlace de la escenificación.
c. Teatro periodístico: se basa en la construcción de una imagen o escena a partir de una noticia real.
d. Teatro invisible: se trata de la interpretación de una pieza, con alto nivel de calado social, en un lugar que no es el teatro y para espectadores que no saben que lo son. “Jamás se debe explicar al público que el Teatro invisible es teatro, pues perdería todo su impacto” Boal, 1989.
e. "Arco-iris del deseo" como teatro terapéutico encaminado a la liberación personal y grupal.
Una vez conocidas estas técnicas de manera teórica, creemos que es necesario hacer una crítica. La animación teatral se presenta ante el educador como un reto a conseguir fuera de su formación universitaria, ya que por su complejidad y la necesidad de un tiempo de formación quizá desmesurado para los planteamientos del Plan Bolonia, no queda contemplada en la educación formal que se ofrece dentro del Grado de Educación Social. A pesar de ello, hemos de ser conscientes de la utilidad que tiene este arte en nuestra actividad profesional.